de un creador divino, el artista como el hombre o proscrito social.
(Nochlin, 1971: 28)
Aportes y propuesta de la sociología del arte
Si bien el campo de la sociología, desde sus inicios y hasta la actualidad, parece haber transitado
por terrenos distantes a la temática del arte y cercanos a otros tópicos (como la sociología del
trabajo), lo cierto es que la sociología del arte como subdisciplina cuenta ya con una larga
trayectoria, la cual se ha desarrollado principalmente en el contexto de los países del primer
mundo (Europa y Estados Unidos). Así, una de las periodizaciones más claras y esquemáticas
es la que propone Nathalie Heinich (2002), quien plantea que la historia de la sociología del arte
ha pasado por tres generaciones, diferenciadas por el tipo de relación sintáctica entre los
conceptos “arte” y “sociedad”. Las generaciones corresponden a “arte y sociedad”, “arte en la
sociedad” y “arte como sociedad”.
La primera generación, “arte y sociedad”, nace en la primera mitad del siglo XX y proviene
del campo de la filosofía y la estética. En ella se intenta observar las determinaciones sociales del
arte, buscando “sustituir las tradiciones interpretativas espiritualistas o estéticas (la religiosidad,
el gusto) por una explicación de las causas al mismo tiempo externas al arte y menos “legítimas”,
menos valorizadas, porque estaban determinadas por intereses materiales o mundanos”
(Heinich, 2002: 18). Entonces, se agrega al entendimiento de las obras el componente social
como determinante y variable independiente de esta ecuación.
La segunda generación, “arte en la sociedad”, nace durante los años cincuenta, y busca
explorar en “el contexto —económico, social, cultural, institucional— de producción o de
recepción de las obras, al que se le aplicaron los métodos de indagación de la historia” (Heinich,
2002: 28). En dicho sentido, esta generación tiene como objeto de estudio las instituciones del
arte (mecenazgo, museo, coleccionistas, productores) y sus transformaciones, principalmente
desde la historia del arte.
Finalmente, una tercera generación refiere al “arte como sociedad”. Esta tiene su origen
entre los años sesenta y setenta, y “se interesa por el funcionamiento del entorno del arte, sus
actores, sus interacciones, su estructuración interna” (Heinich, 2002: 42). Por otro lado, esta
generación de la sociología del arte adopta con una mayor soltura las herramientas conceptuales
y los métodos de investigación de otras sociologías regionales (Péquignot, 2017), como pueden
ser las entrevistas, las encuestas y el trabajo etnográfico.
En dicha generación, dos de los representantes más emblemáticos son Howard Becker y
Pierre Bourdieu. El primero, exponente del interaccionismo simbólico, con el concepto de
“mundos del arte” llama a “pensar en todas las actividades que deben llevarse a cabo para que
cualquier obra de arte llegue a ser lo que por fin es” (Becker, 2008: 18); se debe considerar
entonces no solamente al artista como sujeto individual, sino que también a los trabajadores
secundarios, los técnicos, directores, todo aquel que participe del proceso de elaboración de una
obra artística.
En el caso de Pierre Bourdieu, influenciado por distintas corrientes, aunque con una clara
propuesta desde la dominación y el conflicto, instala el concepto de “campo artístico” (Bourdieu,
1995) como forma de entender las dinámicas dentro del espacio del arte y la cultura en general.
Si bien son varios los conceptos que introduce Pierre Bourdieu en su teoría (capitales, habitus,
trayectoria, posiciones, tomas de posición, illusio, entre otros), para el concepto de campo, el
sociólogo francés indica: